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La Apócope

El concepto apócope se refiere a la eliminación de ciertos sonidos en el final de una palabra. Cuando un grupo de palabras se encuentra delante de un sustantivo masculino o femenino, en singular o en plural, pierde el sonido al final de la palabra. Puede ser la letra o la sílaba final.

La apócope forma parte de la figura conocida como metaplasmo, que implica una alteración de la pronunciación o de la escritura de los términos sin que cambie su significado.

Por ejemplo: la palabra “auto” es una apócope de “automóvil”. Los dos términos se refieren a lo mismo: un vehículo a motor destinado al transporte de pasajeros que puede desplazarse sin el uso de carriles o vías.

También podemos ver, actualmente, palabras que tienen su forma apocopada.

Por ejemplo: profesor – profe; bolígrafo- boli; cinema-cine; película-peli; fin de semana – finde; etc.

La apócope ocurre nos siguientes casos:

  • Cuando los pronombres posesivos mío(s), mía(s), tuyo(s), tuya(s), suyo(s), suya(a) son utilizados delante de cualquier sustantivo masculino o femenino, en singular o en plural. Pasarán a ser escritos en la forma apocopada: mi(s), tu(s) e su(s).

Mi libro es aquel de tapa amarilla.

Tus gafas están rotas.

Tu amiga es muy caprichosa.

Sus padres son suecos.

  • Las palabras, “grande/ gran” y “cualquiera/ cualquier” sufren apócope, perdiendo, respectivamente, la sílaba final y la letra final, siempre que vengan delante de un sustantivo masculino o femenino, pero solo en singular.
  • Es importante recordar que no ocurrirá apócope cuando la palabra “grande” está precedida de los adverbios “más” o “menos”.

Tengo una gran madre.

Cualquier libro de Gabriel García Márquez es bueno.

Vamos a evitar un gran escándalo.

Podemos sentarnos en cualquier mesa.

  • También se usa la apócope en un numeral cardinal “ciento/cien”, “veintiuno / veintiún” que pierde la sílaba final y la letra final cuando viene antes de un sustantivo masculino o femenino en plural.

Tengo veintiún dálmatas.

Hay más de cien personas en la fiesta.

  • Con las palabras “primero/primer”“tercero/tercer”, “bueno/buen” , “malo/mal”, “alguno/algún” y “ninguno/ningún” ocurre la pérdida de la letra final delante de un sustantivo masculino singular.
  • Y “ninguno” al perder la letra “-o” y recibirá una tilde: “ningún”.

Hoy es un buen día para ir a la playa.

Juan llegó en primer lugar.

Algún día volveré a intentar.

No tengo ningún recurso ahora.

  • La palabra, “Santo”, también pierde la sílaba final delante de un nombre masculino, pasando a ser utilizado como “San”. Con excepción de las palabras femeninas y de las palabras que comienzan por “to” y “do” como: Santa Teresa, Santo Domingo, Santo Tomé, Santo Tomás y Santo Toribio”, Santo Ángel.

Siempre participo de las fiestas de San Juan.

Hoy es día de Santa Teresa.

Vamos a rezarle a Santo Domingo.

  • Delante de sustantivo masculino plural, o de la palabra “mil”, los numerales compuestos de “uno” pierden la vocal “o” final: veintiuno, treinta y uno, etc.

También podemos encontrar casos en que el numeral “uno” se torna femenino antes de la palabra “mil” en concordancia con el sustantivo posterior, también femenino.

El coche cuesta cuarenta y un mil euros.

Pagaron treinta y una mil pesetas por el viaje.

 

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